Necesitamos que destinen recursos a la investigación y búsqueda de personas y que se haga de manera eficiente.

Cada año son miles de denuncias que reciben Carabineros y la PDI por presuntas desgracias ante la desaparición de personas. Si bien un alto porcentaje se resuelve, en el caso de las mujeres, las que aún siguen vigentes en los últimos diez años sobrepasa los cuatro mil y, en el caso de las adolescentes, las denuncias duplican a los jóvenes. En muchos casos, los familiares inician búsquedas particulares ante la ineficiencia de los mecanismos que utilizan policías, que esperan sean corregidos en la ley de Extraviados que actualmente se tramita en el Congreso. Carolina Fuentes en Ninhue, Catalina Álvarez en Copiapó, Hasper del Río en Osorno, son jóvenes y mujeres víctimas de las deficiencias de búsquedas con múltiples falencias que no han llegado a dar con su paradero, como lo exponen sus familiares.

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